martes, 20 de octubre de 2015

* La llamada *

El ruido del mundo

La escena mandea sobre la conspiración del mundo suscita un nuevo comentario. El banquete orgiástico, ideado para arrojar al hombre a este torbellino de la embriaguez, tiene además de este efecto un aspecto añadido: el ruido que produce tiene por objeto aplacar la *llamada de la Vida* y hacer que el hombre sea sordo a la voz del Hombre extraño.

-*No podrán oír las palabras del Hombre extraño que aquí ha venido... Ya que somos los creadores de Adán, éste obedecerá nuestras órdenes y las de nuestro padre Ptahil. =G 244=. Hagamos que oiga un gran estruendo para que olvide las voces celestiales.=J 62=

No obstante, como cabría esperar de la locura esencial de los poderes terrenales, el estrépito produce también un efecto muy diferente y, en última instancia, autodestructor:

-*Cuando su ruido cayó en el oído de Adán, éste se despertó de su sueño y levantó los ojos hacia el lugar de la luz. Adán llamó a sus ayudantes, llamó a los mansos y fieles Uthras. Habló a Hibil-Uthra =aquí en sustitución de Manda d’Hayye=, el hombre que le había hecho oír su voz: *¿Qué ha sucedido en la casa, que el sonido del estrépito se levanta hasta el cielo?*. Mientras Adán hablaba de esta manera, una lágrima se formó en su ojo... Me acerqué a él, le tomé de la mano derecha e hice que su corazón descansara de nuevo. =G 126=
Así, el arma del mundo se vuelve contra sí: ideada para ensordecer y confundir, atemoriza a Adán y hace que éste mire hacia el extranjero, que aguce los oídos ante su voz.

La *llamada del exterior*



-*Un Uthra llama desde el exterior e instruye a Adán, el hombre* =G387, J 225=; En la puerta de los mundos está Kushta =la Verdad= y lanza una pregunta al mundo
=J 4=; Es la llamada de Manda d’Hayye... Este se encuentra en el borde exterior de los mundos y llama a su elegido. =G397=. El transmundano atraviesa el cerco del mundo y se hace oír en su interior como una llamada. Se trata de una llamada idéntica a la ultramundana: 

Una llamada viene e instruye sobre todas las llamadas. =G 90=; es la *llamada de la Vida* o *de la gran Vida*, que equivale a la entrada de la luz en la oscuridad: 
Ellos =los Uthras= harán que la llamada de la Vida se oiga y que se ilumine la casa mortal*=G 91=. 
La llamada se dirige al mundo: 
Envié una llamada al mundo =G 58=; en su estrépito es discernible como algo profundamente diferente: 
El llamó con voz celestial y su voz se oyó en el torbellino de los mundos. =J 58=.

El símbolo de la llamada, como forma bajo la cual el transmundano hace su aparición en el mundo, es tan fundamental para el gnosticismo oriental que las religiones mandea y maniquea podrían recibir incluso el nombre de *religiones de la llamada*. El lector recordará la estrecha conexión que en el Nuevo Testamento existe entre el acto de oír y la fe. 
Encontramos muchos ejemplos de ello en los escritos mandeos: la fe es la respuesta a la llamada que viene del más allá y que no puede verse, sólo oírse. 
El simbolismo maniqueo llegó a objetivar *Llamada* y *Respuesta* en forma de figuras divinas independientes. En el *Himno de la Perla*, la *carta* que los seres celestiales envían a su pariente exiliado en el mundo se transforma en voz al llegar a éste:

-*Como un mensajero fue la carta que el Rey había sellado con su mano derecha... Se levantó en forma de águila... y voló hasta posarse junto a mí convertida en palabras de un mensaje. Con el sonido de su voz me desperté y me levanté de mi sueño... y dirigí mis pasos hacia el lugar de la luz de nuestro hogar. La carta que me había despertado encontré ante mí en mi camino e igual que me había despertado con su voz...*.

En el caso valentiniano, la llamada es, de manera específica, la llamada por el *nombre*, es decir, el nombre místico y espiritual de la persona, desde la eternidad *inscrito* con Dios en el *libro de los vivos*;

-*Aquellos cuyos nombres El conocía de antemano fueron llamados al final, de forma que el que sabe es aquel cuyo nombre ha sido pronunciado por el Padre. Porque aquel cuyo nombre no ha sido pronunciado es ignorante. En verdad, ¿cómo podría una persona oír si su nombre no ha sido pronunciado? Porque aquel que vive en la ignorancia hasta el final es una criatura del *Olvido* y con éste será destruido. Si no fuera así, ¿por qué estos miserables no han recibido un nombre?, ¿por qué no oyen la llamada? =EvV 21:25-22:2=.

Por último, la llamada puede ser también la llamada apocalíptica que anuncia el fin del mundo;

-*El sonido de una llamada recorrió el mundo entero; el esplendor abandonó todas las ciudades. Manda d’Hayye se reveló a todos los hijos de los hombres y
los redimió, llevándolos de la oscuridad a la luz. =G 182=

El *Hombre extraño*

La llamada es pronunciada por uno que ha sido enviado al mundo con este propósito y en cuya persona, una vez más, la Vida trascendente hace suyo el destino del extraño: él es el Mensajero o el Enviado =en relación con el mundo, el Hombre extraño=.
Ruha dice a los planetas:

-*El hombre no nos pertenece, y su lenguaje no es vuestro lenguaje. No tiene ninguna conexión con vosotros... Su lenguaje viene de fuera. =G 258=

El nombre *el extraño* indica las distintas formas en las que éste es recibido aquí abajo: la exultante bienvenida de quienes, también se sienten extraños y exiliados =Adán sintió amor por el Hombre extraño, cuyo lenguaje es extraño, diferente al del mundo, G 244=; la enorme sorpresa de los poderes cósmicos que no comprenden lo que sucede en medio de ellos =¿Qué ha hecho el Extranjero en la casa para creer que forma parte de ella?, G 122=; y, por último, la hostilidad con la que los hijos de la casa se unen contra el intruso =Mataremos al Extranjero... Maldeciremos a su grupo... y no tendrá parte en el mundo. Toda la casa será nuestra, G 121s.=.

El efecto inmediato de su aparición aquí abajo se describe con fuerza en el Evangelio de la Verdad:

Cuando apareció la Palabra.
Palabra que está en los corazones de los que la pronuncian y se vio que no era sólo un sonido sino que también tenía cuerpo, una gran confusión reinó en los vasos, porque unos habían sido vaciados y otros llenados; a unos se les dio y a otros se les quitó; unos fueron santificados, mientras otros se rompían en pedazos. Los espacios todos fueron sacudidos y en ellos se creó la confusión, porque no eran estables, porque no tenían equilibrio El *Error* se agitó, sin saber qué hacer. Se sintió afligido, y se lamentó, y sintió pesadumbre porque no sabía nada. Cuando la Gnosis, que es la perdición del Error y de todas sus Emanaciones, se le acercó, el Error se vació, y no quedó nada de él. =EvV 26:4-27=

Así, para recobrar lo que es suyo, la Vida, encarnada en uno de sus miembros no caídos, decide una vez más descender al calabozo del mundo, *vestirse con la aflicción de los mundos*, y asumir la suerte del exilio, lejos del reino de la luz. Frente al primer y trágico descenso de la divinidad, responsable de la situación que ahora debe ser redimida, este acto podría recibir el nombre de *segundo descenso de la divinidad*. 
Aunque la Vida, ahora enredada en el mundo, se introdujo por primera vez en éste por medio de una *caída*, de un *hundimiento*, por *haber sido arrojada*, por *haber sido hecha cautiva*, su entrada esta vez es de naturaleza muy distinta: enviado por la gran Vida e investido por su autoridad, el Hombre extraño no cae sino que *se dirige* hacia el mundo.

Una llamada viene e instruye sobre todas las llamadas. Un lenguaje viene e instruye sobre todos los lenguajes. Un Hijo adorado viene, formado en el seno del esplendor... Su imagen está a salvo en su lugar. Viene con la iluminación de la vida, con la orden que su Padre transmite. Viene envuelto en el vestido del fuego vivificador y se dirige hacia tu mundo =el de Ruha=. =G 90=

Yo soy Yokabar-Kushta, el que ha sido enviado de la casa de mi Padre, y ha venido hasta aquí. 
Hasta aquí he venido con oculto esplendor y luz sin final. =G318=

Este *el que ha sido enviado* y este *venido hasta aquí* deben ser entendidos, literalmente, en su significado espacial: existe una dirección, un camino que va del exterior al recinto cerrado del mundo; un tránsito en el que deben ser atravesadas todas sus cortezas concéntricas, es decir, las numerosas esferas, eones o mundos, con el fin de alcanzar el espacio central, en el que el hombre vive prisionero.

-*Por esto, Padre, envíame. 
Descenderé en posesión de los sellos, pasaré a través de todos los eones, revelaré todos los misterios, mostraré las formas de los dioses, y lo escondido del santo camino anunciaré, revelando qué es la gnosis.
=Salmo del Alma naaseno=

Este paso a través del sistema cósmico, esta fuerza que irrumpe y se abre camino, constituye una victoria sobre los poderes del último.

-*En el nombre del que vino, en el nombre del que viene, y en el nombre del que será enviado. En el nombre del Hombre extraño que se abrió paso a través de los mundos, que vino, que partió el firmamento y que se reveló a sí mismo*. =G 197=

Nos encontramos aquí con la razón que explica por qué la mera llamada del despertar, proveniente del exterior, no basta: los hombres no sólo deben ser despertados y llamados a emprender el regreso; para que sus almas escapen del mundo, deberá producirse una grieta en el *muro de hierro* del firmamento, un muro que frena tanto el camino hacia el exterior como el camino hacia el interior. Sólo el acto verdadero de la deidad que se introduce en el sistema puede producir esa fractura:

*Rompió sus torres de vigía y abrió una grieta en su fortaleza* =J 69=. *Tras haber penetrado en los espacios vacíos del terror, se colocó a Sí mismo a la cabeza de los que se hallaban desgarrados por el Olvido* =EvV 20:34-38=.

Así, al descender, el Mensajero prepara el camino para que las almas puedan ascender. No obstante, dependiendo del grado de espiritualización de los distintos sistemas, el énfasis puede abandonar gradualmente la función mitológica por otra más puramente religiosa, implícita en la llamada como tal y en la enseñanza que debe transmitir, y, de ahí, por una respuesta individual a la llamada que sería la contribución humana a la salvación.
Esa es la función de Jesús en el Evangelio de la Verdad valentiniano:

-*A través de El, El iluminó a los que vivían en la oscuridad a causa del Olvido. Los iluminó y les mostró un sendero, y ese sendero es la Verdad que El les enseñó. Esta es la razón por la cual el Error se enfureció contra El, Lo persiguió, Lo atacó y Lo aniquiló. =EvV 18:16-24=.
Casualmente, nos encontramos aquí con la interpretación que los gnósticos *cristianos* en general que hacen de la pasión de Cristo: los poderes de la creación inferior =el principio cósmico: el Error, normalmente personificado en la figura de los arcontes=, amenazados en su dominio y en su propia existencia, se vuelven contra la misión de éste; a menudo, también, el sufrimiento y la muerte que éstos pueden infligirle no son en absoluto reales.

El análisis último de este pasaje nos demuestra que el que viene es idéntico a aquel hacia el cual se dirige: la Vida del Salvador es la vida que debe ser salvada. 
El *extraño*, que viene de fuera, llega a aquel que es un *extraño* en el mundo, y, de forma sorprendente, los términos descriptivos pueden servir, alternativamente, para ambos. 

Tanto en lo que se refiere a su frimiento como a triunfo, es con frecuencia imposible distinguir cuál de los dos está hablando, o a cuál de ellos hace referencia una determinada frase. El prisionero en el mundo recibe también el nombre de *el hombre extraño*. =cf. J 67-ss=., donde el nombre se aplica al hombre que debe ser salvado, una cualidad que *gana*, por así decir, al producirse su encuentro con el Extraño que ha sido enviado de fuera:

*-Soy un hombre extraño... Contemplé la Vida y la Vida me contempló. Mis provisiones para el viaje vienen del Hombre Extraño enviado y plantado por la Vida. Ante los rectos a quienes este Hombre Extraño ha amado me presentaré. =G273=

La idea de un papel doble, activo y pasivo, ejecutado por una sola entidad, se sugiere aquí intensamente. 
El Extraño que desciende se redime así mismo, es decir, a la parte de sí mismo =el Alma= que una vez se perdió en el mundo, y por la cual debe convertirse en un extraño en la tierra de la oscuridad y, finalmente, en un *salvador salvado*.

*La Vida soportó la Vida, la Vida se encontró a sí misma* =Mandaïsche Liturgien, 111=.

Esta búsqueda, este encuentro y este recobrarse a sí mismo es un largo proceso que está sujeto a la forma espacio-temporal de la existencia cósmica.

-*Anduve, errante, los mundos y las generaciones, hasta que llegué a la puerta de Jerusalén* =J 243=.

Esto conduce a la idea de que la venida del salvador al mundo no se produce una sola vez, sino que, desde el principio de los tiempos, y bajo formas distintas, éste vaga a través de la historia, exiliado él mismo en el mundo, y revelándose siempre de manera distinta; hasta que, una vez ha recobrado todos sus fragmentos, queda liberado de su misión cósmica =la versión más completa de la doctrina se encuentra en las Homilías pseudo-clementinas=.

Dejando aparte las distintas encarnaciones humanas, su presencia es constante bajo la forma de la llamada de otro mundo que resuena en el mundo y que representa el elemento *extraño* que habita en el centro de éste. 
En el espacio que separa sus distintas manifestaciones, el salvador camina, invisible, a través del tiempo.

-*Del lugar de la luz he sido enviado, por ti, brillante morada. Vengo para palpar los corazones, para medir y poner a prueba todas las mentes, para ver en qué corazón habito, en qué mente reposo. 
Si alguien piensa en mí, en él yo pienso: de quien pronuncia mi nombre, el suyo yo pronuncio. 
De quien reza mi oración en el mundo de abajo, su oración yo rezo en el lugar de la luz...
Vine y encontré corazones creyentes y verdaderos. 
En el tiempo en que no moraba entre ellos, mi nombre estaba en sus labios. Los tomé y los guié hacia el mundo de la luz... =389-s.=

Hans Jonas

Gilgamesh***

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