lunes, 18 de julio de 2016

* Estados Unidos; a los tiros *

***Óptimo inicio de semana para todos.

En un día frío que cala los huesos encima el Sol no quiere asomarse.
Pero él siempre está, tal como decía aquella vieja canción.

Raro Don Febo..., aquella mancha BGD 2567 se ha deteriorado tan rápido como había aparecido, perdió sus puntos de fuego y ahora es apenas Beta, mientras que su vecina lindera que era Alfa y ahora es Beta ha estado soltando algunas bengalas clase C.
Una nueva mancha se ha formado también repentinamente en el sector Nor-Oeste numerada como 2569.
Ésto es lo que hay;



Tenemos a ese par de manchas justo en el centro del disco y por más que 2567 da signos de deterioro, su vecina 2565 ha mejorado, siguen muy juntas y me permito especular con que tal vez, al acercarse al borde de salida en unos días, podrían fusionarse para hacer una verdadera bomba, veremos;



Me despido con otro tema en éste mediodía helado que entumece mis viejos dedos y hace muy difícil el tipeo, tanto que voy a recurrir a una nota de Pablo Bilsky, excelente nota opinando sobre el estado de violencia racial en Estados Unidos, algo de lo cual se editorializa poco y nada, y que es necesario para tomar cabal conocimiento de lo que significa una democracia muy bien vendida hacia afuera, pero hacia adentro...un mamarracho, con cosas que funcionan muy bien y otras muy mal, incluso superando cosas malas de nuestros países tercermundistas, lo cual hace que muchos, no le envidiemos absolutamente nada.

Que sigan bien, envíen sendas dosis de gas virtual, está tan caro que da miedo encender el calefactor...

Gilgamesh***



-Algo se rompió y voló en pedazos. Estalló el contrato social. O, mejor dicho, el pacto social de silencio, de sumisión y disimulo, está seriamente dañado. La basura salió a flote y allí quedó, y se pasea oronda, y no pueden volver a esconderla, al menos por ahora. 
Los piquetes cortaron el tránsito y paralizaron ciudades enteras, las protestas se extendieron por gran parte del país.

Las verdades ocultas que con tanto esfuerzo el establishment niega, disimula y disfraza con la ayuda de los medios hegemónicos y el idiotizante fetichismo de la mercancía, salieron a la luz, montadas en las bocanadas de fuego que vomitan los fusiles de asalto que aquí están tan de moda como el último modelo de zapatillas de la marca tal.
Algo no funciona bien en el sistema. 
El consumo ya no alcanza para parar la bronca. 
Habrá que inventar algo nuevo para mantener un statu quo cuyos valores, por estas horas, lucen averiados.

Es cierto que estallidos como estos han ocurrido otras veces, muchas, y las cosas volvieron a su cauce. El sistema tiene anticuerpos para lograr que nada profundo cambie. Pero hasta ahora el tole-tole continúa, y pone en discusión todo el edificio retórico del imperio.
Los puntos centrales del relato autojustificatorio del establishment estadounidense quedaron bajo la lupa.

La inequidad social, los prejuicios raciales, el rol de la policía, la manipulación de los medios, la guerra, el lugar de los veteranos en la sociedad, la ley y el orden, entre otros asuntos, están siendo rediscutidos.
La violencia surge en distintas versiones, tamaños, variedades. Como la mercancía. Hay para todos los gustos.

Aquí la grieta es enorme, tan gigantesca como el gran cañón del Colorado. Es social, racial, política, económica y cultural. Y se dirime a los tiros. Se mata y se muere por la grieta.

Esta añeja verdad es ahora, en estos agitados días, indisimulable, aunque todavía existan cipayitos que, en todo el mundo, se excitan cuando ven la bandera de EEUU y declaman, babeante, que éste es el país más deseable e imitable, y que representa un ejemplo de desarrollo y democracia.
El fusilamiento de negros en las calles por parte de policías blancos se convirtió en una suerte de deporte nacional: es la versión más explícita del racismo, pero no la única. 

Se naturalizó, como una forma más de violencia que se suma a las otras variedades vigentes.
Son muchas las formas de violencia en esta sociedad. Los desequilibrados que producen masacres masivas representan apenas una expresión de esa enfermedad social. Además están las guerras imperiales en países lejanos, que son infinitas. No se ganan ni se pierden ni se terminan. Están allí, como un rumor de fondo, disimulado, negado, manipulado.

La infinitud inextricable de las guerras contra los malos de turno beneficia a unas pocas empresas y a una élite de representantes de los poderes fácticos. La ciudadanía las paga con impuestos y con sangre. Las cuestiones geopolíticas y geoestratégicas que están detrás de esos conflictos no forman parte de la conversación cotidiana de la gente. Y los medios hegemónicos las encubren y enmascaran.

Pero el jueves 7 de julio, en Dallas, Texas, Micah Xavier Johnson, un ex veterano afroamericano de 25 años que luchó en Afganistán, dijo basta y utilizo sus habilidades como francotirador contra policías.
Johnson mató a cinco agentes y dejó heridos a siete. 
El ex combatiente trasladó la guerra aquí, la trajo a casa, la hizo cercana. Como para que la ciudadanía no pueda mirar más para otro lado y desentenderse de lo que sucede a decenas de miles de kilómetros.

*Miren, siéntanlo, la guerra es así, de esto se trata. No de una película, es esto*, dijo el asesino de policías en un idioma que muchos hablan aquí: el de los tiros.

Lo de Texas fue una verdadera batalla, como las de Irak y Afganistán. El tiroteo fue brutal y terminó con una explosión cuando un avión no tripulado =drone= mató al atacante. Un robot asesino mató al asesino, un matador mecánico, teledirigido, como los drones que matan niños en los países que integran el eje del mal. 
Los mismos aparatitos que hicieron multimillonario a Neal Blue, CEO de General Atomics, la compañía que provee al ejército de esos robots. 

Blue tiene una mansión fastuosa, en un predio de miles de hectáreas en San Diego, California, aquí nomás.
A Johnson no le fue tan bien como a Blue. Volvió muy cambiado de la guerra, *decepcionado* con respecto a los valores que le habían inculcado, según señaló Delphine Johnson, su madre. Antes de ir a la guerra el joven era extrovertido, pero a su regreso se transformó en un ermitaño. *Él pensaba que los militares eran otra cosa, pero no vio satisfechas sus expectativas*, señaló la madre del francotirador de Dallas en declaraciones al sitio The Blaze.

La batalla de Dallas, Texas, fue la venganza por una larga lista de fusilamientos de negros en las calles. Y tuvo dos detonantes inmediatos. El martes 5 de julio, un agente de policía de Louisiana mató a tiros a Alton Sterling, un hombre afroestadounidense que vendía discos piratas afuera de una tienda. No estaba armado. No molestaba a nadie. Alguien lo denunció. Llegaron dos agentes. Uno lo derribó y sujetó en el suelo. El otro le pegó cuatro tiros en el pecho y la espalda. Todo quedó registrado en un video estremecedor.

El miércoles 6 de julio, en Falcon Heights, Minnesota, el policía Jerónimo Yanez mató al afroamericano Philando Castile. La víctima estaba dentro de un auto con su novia y su pequeña hija. La novia subió el video del asesinato a Facebook. El material se viralizó y produjo una ola de protestas.

El 4 de julio, feriado en EEUU, día de la independencia, se produjo otro hecho ignorado por los grandes medios. Un oficial de policía de Nueva York que estaba fuera de servicio, Wayne Isaacs, mató de un disparo a Delrawn Small, un hombre afroestadounidense desarmado, informó el sitio Democracia Ahora. Los policías alegaron inicialmente que Small había golpeado al oficial Isaacs tras un altercado automovilístico. Pero una vez más, un video reveló la verdad y mostró cómo el policía fusiló a Small, sólo por cometer el delito de ser negro.

El lunes 11 de junio la violencia continuó. Se produjo un tiroteo dentro de la corte de la localidad de Saint Joseph, en el estado de Michigan. Un hombre blanco de 44 años identificado como Larry Gordon, que se encontraba detenido y había sido conducido a la corte para declarar, le quitó el arma a un policía, mató a dos personas e hirió a otra antes de ser abatido. Las víctimas mortales eran alguaciles de la corte. Ese mismo día, en Baltimore, Maryland, la policía hirió a tiros a cinco personas =cuatro de ellas mujeres= durante una vigilia por la muerte de un joven negro que falleció el fin de semana pasado víctima de la brutalidad policial.

Campaña suspendida y banderas a media asta

La campaña presidencial con vistas a las elecciones de noviembre debió ser suspendida, una vez más. Lo mismo ocurrió tras la masacre de Orlando del 12 de junio. Además de ser la campaña más grotesca y cara de la historia, se interrumpe con cada tiroteo. Acaso haya alguna relación entre la pobreza de las propuestas de dos candidatos que nadie quiere y los síntomas violentos de una sociedad con serios problemas.

*Hay que ponerse en los zapatos de la gente que sufre la discriminación racial*, dijo la candidata republicana, Hillary Clinton, posando de progresista, para diferenciarse del candidato republicano, Donald Trump, que aprovechó la ocasión para vomitar su violenta retórica represiva y culpar a los que protestan de *crear divisiones* en la sociedad. *Soy el candidato de la ley y el orden*, dijo Trump al tiempo que acusó a los afroestadounidenses de decir *cosas horribles* de la policía.

Se dice que la guerra de secesión, guerra civil estadounidense o guerra civil americana, comenzó en 1861 y terminó en 1865.
Pero acaso haya un error en la fecha de finalización.

Fuente;
-redaccionrosario

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