martes, 23 de agosto de 2016

* La concepción Gnóstica de David R. Hawkins-parte 9 *

***Hermosa noche de Martes para todos.

Gran cátedra de psicología la de hoy a cargo de Hawkins.
El cerebro o la mente, los pensamientos, la locura en la que se transforma ese mar de ideas, imágenes, y múltiples *cosas* a las cuales les damos vida y que sin un esfuerzo necesario será imposible accesar al Ser Superior.
Hawkins hace un completo repaso por todas las cosas que llenan nuestra mente y que condicionan nuestra calidad de vida, por ende nuestra *calidad de percibir la verdad*, y ésto es uno de los grandes motivos de nuestra involución.

No es fácil, pero no imposible, tal como dice Hawkins el amor todo lo puede, el problema es cómo la gente concibe esa palabra, ese sentimiento, que en realidad es Poder, Poder del bueno que tiene la gran capacidad de borrar de nuestra mente todo lo que está sobrando.
Hay personas que he conocido a lo largo de mi vida a las cuales eso de *pensar* las ha destruído, gente muy sensible a observar algo y misteriosamente decodificarlo de manera tan negativa que viven muy pero muy mal, es el típico caso de quien repele a quienes le aman y se apega a quienes le usan.

Después, como siempre, cuando caen en la cuenta del error, su propio ego les impide asumirse errados y no pueden experimentar eso de no haber disfrutado lo que disponían y que ya han asumido por perdido, sin mencionar el dolor provocado a quienes en verdad les amaban, pero entre quienes les amaban hay quienes no experimentan dolor de ser desechados, por el contrario, siguen amando con un amor que no repara en pérdidas.
Gnósticamente son esas zonas de nuestro pensamiento de las cuales no debemos abrevar o en lo posible cuando aparecen, debemos tener cierta regla establecida para disolverlas de inmediato.

No sé si sirve, pero en mi caso la música, el arte y la lectura han sido siempre muy eficaces para que la mente, en lugar de irse a terrenos pantanosos, se quede en ese *ahora* disfrutando. Que cualquier problema que se presente no se quede a vivir en mis pensamientos, un problema debería siempre invitarnos a buscar de inmediato las posibles soluciones, lo cual hace que la negatividad de ese problema no nos quite la positividad de resolverlo sin que sea un tormento.

El hecho de hacer éste sitio me tiene en la práctica diaria de leer muchas noticias que francamente no me *entran* pero que a muchos les hacen daño, quizás la Gnosis me ha ayudado a alzar un escudo que por el Conocimiento, repele automáticamente toda cosa que es dañina si no se la comprende desde un punto de vista profundo, y que *AMAR* es lo contrario a poseer..
En fin...espero que las palabras de Hawkins les sean de sumo provecho.
Hasta mañana.




-Al empezar a observarla, la mente parece ser una máquina de palabrería ininterrumpida, con un bombardeo constante e interminable de pensamientos, ideas, conceptos, significados, recuerdos, planes, aprensiones, dudas, repeticiones y versos sin sentido. Después surgen fragmentos musicales, acontecimientos pasados, historias, párrafos, situaciones, opiniones, especulaciones, imágenes de objetos, y personas del pasado y del presente. Más tarde, vienen imaginaciones, fantasías, sueños cotidianos, temores, especulaciones y diversa fantasmagoría. Entremezclado con todo este interminable parloteo hay fragmentos de noticias, eventos mediáticos, escenas de películas, espectáculos de televisión y conversaciones de Internet. 

Y por encima de todo esto hay preocupaciones económicas y del trabajo, facturas que pagar, proyectos, familia, cultura, política, preocupaciones y así hasta el infinito. A primera vista, se encuentra uno con un cenagal abrumador y desesperanzador sobre el cual tiene muy poco, o ningún control. Con enfoque y concentración, es posible alguna secuencia de pensamiento lógico, pero luego la mente vuelve rápidamente a su incansable mar de pensamientos, imágenes y fantasías incesantes.

¿Tiene algún sentido todo esto? Existe algún punto desde el cual uno pueda aproximarse siquiera a esta casa de locos? El Buda dijo que el verdadero yo se vislumbra en el espacio entre los pensamientos, y sin embargo, las interminables actividades de la mente parecen no cesar. Si acaso, la mente parece sumergirse en una actividad frenética interminable, como si temiera un instante de silencio más que ninguna otra cosa. ¿Acaso ese miedo al silencio significará que le ha llegado su fin? Es como si fundara su esperanza de supervivencia en una palabrería sin fin. Su voluntad, de hecho, llenará rápidamente cualquier posibilidad de silencio con rimas absurdas o sonidos sin sentido; se pondrá a cantar el cha-cha-cha o itty-bitty-bu o bi-bop-a-bu o cualquier cosa antes que el silencio. 

¿Qué está pasando en el mundo con la mente?
A través de la observación, se puede ver que, bajo las imágenes y palabras en si, hay una energía impulsora, un deseo de pensar, de opinar, de mantenerse ocupada con cualquier cosa que pueda encontrar para llenar los huecos. Uno puede detectar un impulso hacia *el pensar*, un impulso que es impersonal. 
Con la observación, puedes detectar que no hay ningún Yo pensando los pensamientos.

De hecho, el *Yo* rara vez interviene. El *Yo real* tiene dificultades incluso para introducir unas cuantas palabras o pensamientos sensatos, y cuando es capaz de hacerlo, le llamamos a esta intervención *concentración*, pero lleva mucho esfuerzo y energía dejar de lado el parloteo y la distracción para ser capaz de organizar una secuencia de pensamientos lógicos. La primera parte de este proceso consiste en enfocarse en lo deseado y limitar la corriente del contenido al tema elegido para la contemplación. Aquí, los psicólogos conjeturan que la corriente de pensamientos viene determinada por los impulsos instintivos, o que el contenido del pensamiento se organiza por asociación y condicionamiento. 

Todas las teorías sobre la naturaleza de los pensamientos asumen por supuesto que hay un *pensador* interior, un homúnculo invisible que se encarga de esta serie de procesos multifactoriales en curso que llamamos actividad mental. Los informáticos están estudiando estos fenómenos con la esperanza de desarrollar programas de inteligencia artificial. Sin embargo, en el mejor de los casos, estos programas solo imitan determinados procesos lógicos limitados. Los complejos procesos de múltiples facetas de la mente total son no lineales y no se pueden enmarcar dentro del paradigma newtoniano con el fin de adecuarlos para ser computarizados.

Su contenido primario se describe mejor como aparentemente aleatorio o caótico, operando entremezclados la lógica, la razón, la inteligencia que se desvanecen tan rápidamente como el ruido del interminable parloteo vuelve de nuevo. Los periodos de secuencias lógicas inteligentes parecen surgir caóticamente. Al igual que las ensoñaciones, las fantasías y los sueños cotidianos, la mente selecciona aleatoriamente cortos periodos de procesamiento secuencial centrado en la realidad. Los saltos intuitivos tienen lugar sin previo aviso. También se pueden dar periodos de bloqueo del pensamiento, lapsus, olvidos y diversos fragmentos perdidos en un laberinto interminable. 

Una cosa es obvia: la mente no es nada fiable. No se puede depender de ella en absoluto. No es capaz de ser constante, y su actuación es esporádica y también errática. Se olvidara de llevarse las llaves de la oficina, olvidara números de teléfono y direcciones, y será fuente de frustraciones o molestias. La mente está contaminada por emociones, sentimientos, prejuicios, puntos ciegos, negaciones, proyecciones, paranoias, fobias, miedos, lamentos, culpas, preocupaciones, ansiedad y de los temibles espectros de la pobreza, la vejez, la enfermedad, la muerte, el fracaso, el rechazo, la pérdida y el desastre.

Además de todo lo anterior, la mente también ha sido programada inocente y erróneamente con multitud de propaganda, slogans políticos, dogmas religiosos y sociales, y distorsiones constantes de los hechos, por no mencionar las falsificaciones, los errores de juicio y la desinformación. Hasta las instituciones sociales tradicionales, cuidadosamente orquestadas y disciplinadas, como las leyes y los procedimientos legales, los juicios y los procesos legales, están llenos de errores =como se ha revelado en toda su crudeza con las pruebas de ADN=. Hasta los testigos oculares se equivocan completamente una y otra vez. 

Pero por encima de todo, el principal defecto de la mente no son solo sus contenidos, normalmente irrelevantes o equivocados, sino en que no tiene modo de discernir la verdad de la falsedad. Es simplemente un tablero de juego.
Por todo lo explicado anteriormente, se puede ver que es inútil intentar encontrar la verdad a través de la mente. =La ventaja del camino del corazón o Amor Incondicional, es que atraviesa muchas de las trampas de lo que llamamos mente=.

Aun cuando se pudiera confiar en la mente para que generara un producto lógico y estable, no conseguiría captar la importancia del contexto, e interpretaría los resultados o los aplicaría mal; como se puede ver, por ejemplo, en el actual juego de lo *políticamente correcto*, que nunca consigue anticipar consecuencias inesperadas. El camino a través de la mente es, en realidad, el camino de la *no mente*, dado que sus técnicas están diseñadas para atravesar tanto la mente como el pensamiento. La mente se parece a una pecera llena de peces de colores. El agua es la conciencia en si. Los peces son los pensamientos y los conceptos. 
Más allá de los contenidos de la mente está el contexto o espacio en el que los pensamientos suceden. 

El agua es siempre la misma y no se ve afectada por los pensamientos. Pero tendemos a aferrarnos a los pensamientos porque el ego, en su vanidad, los clasifica como *míos*. Se trata de la vanidad de la posesión que automáticamente añade valor e importancia a cualquier cosa =posesiones, país, familiares, opiniones= tan pronto como el pensamiento *mío* es prefijado. Una vez que es realzado el supuesto valor de un pensamiento con el prefijo *mío*, este asume un papel tiránico y tiende a dominar los patrones del pensamiento, distorsionándolos automáticamente.

La mayoría de las personas siente pavor de su propia mente y viven temiéndola. Puede quitarles la paz mental en cualquier momento, sin previo aviso, con miedos repentinos, pesares, culpabilidades, remordimientos, recuerdos, etc.
Para anular el dominio de los contenidos mentales, es necesario eliminar la ilusión de que los pensamientos son personales, que son valiosos, y que pertenecen al propio yo o se originan en el. Al igual que el cuerpo, la mente y sus contenidos son en realidad un producto del mundo. 

Uno nace con un órgano llamado cerebro, que está predeterminado genéticamente con ciertas estructuras y capacidades, así como también con limitaciones, dependientes de los cromosomas y las combinaciones genéticas, las secuencias de ADN, etc. 
A partir de todo este conglomerado genético surge un frágil y complejo patrón de crecimiento de neuronas y sinapsis cerebrales sujetas ahora a las influencias intrauterinas y a sucesos postnatales, tales como la nutrición, la cría y el clima emocional e intelectual.

Junto a todo esto, hay que contar con la influencia de un número infinito de neurotransmisores, neuro-hormonas, azares ambientales y programaciones accidentales. El cociente intelectual =CI= ya está establecido; las circunvoluciones están ya en su lugar, y ahora uno tiene que sacarle el mayor partido a todo esto porque la sociedad, con todas sus complejidades y errores, empieza a programar sistemáticamente este órgano defectuoso con software de cuestionable exactitud, utilidad o veracidad. Al igual que el cuerpo, la mente no es el yo verdadero de uno, y al igual que el cuerpo, es básicamente impersonal. 

Tiene pensamientos, pero estos pensamientos no son un producto del yo. 
Aun cuando la persona no quiera una mente, se le da una de todos modos. 
No hay elección en este asunto; la mente se le impone a uno aunque no la pida. 
El hecho de que tener una mente sea una imposición involuntaria ayuda a darse cuenta de que no es algo que uno elija o decida.

Gilgamesh***

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