viernes, 26 de agosto de 2016

* La concepción Gnóstica de David R. Hawkins-parte 10 *

***Bella noche de Viernes para todos.

Continuamos con el trabajo de Hawkins, hoy con un temita de aquellos...., el *ego*.
Como mi intención de compartir aquí éste trabajo es hallar la Gnosis comparada en los dichos de otro investigador, no es la idea refutarlo ni hacerle correcciones, simplemente mis acotaciones obedecen al estudio comparativo y que quede claro.
Considero que en éste texto Hawkins puede llegar a ser un tanto confuso para quienes lo leen o interpretan y es por eso que voy a acotar algunas precisiones y seré extenso, pero creo que sabrán disculpar si redunda en el beneficio de evitar malas interpretaciones.

Se habla de ego, según Hawkins es algo innato que viene con nosotros desde que nacemos, algo que debemos primero identificar para poder corregir y que no sea ese ego el tripulante de nuestra vida.

En la Gnosis es similar, el *ego* o vendedor de falsas realidades vendría a ser esa parte atada al Espíritu que intenta inducirnos al error y a la infelicidad, al mal obrar en ésta vida, lo que significa la trampa que nos recicla al no aprobar en la buena elección, que debería ser la del Espíritu.
Suelo decir que como éstas cosas surgen de la mente o el cerebro o el pensamiento, debemos abrevar de la parte correcta o elevada y no del ego que en realidad es el engañador innato que tenemos.
Luego Hawkins alienta a desactivar el ego con ciertos procedimientos que podrían parecer contradictorias, y cito esas partes a continuación;

-Desde el punto de vista del posicionamiento del ego y de su limitado alcance, el mundo parece necesitar innumerables arreglos y correcciones.
Esta ilusión se derrumba como vanidad.

-Otro hábito de la mente que crea obstáculos temporales es el uso frecuente de lo hipotético como fuente para la discusión y la duda. Siempre es posible para el intelecto construir una serie imaginaria de conceptos de tal forma que refute cualquier cosa. El propósito inconsciente de la posición hipotética es siempre la vanidad de tener razón y refutar cualquier otro punto de vista. Lo hipotético no tiene validez ni existencia en la realidad.

-Toda descripción, por elegante que sea, no deja de ser un conjunto de medidas y definiciones perceptivas de cualidades imputadas que no tienen existencia en si. Nada es como puede ser descrito; por tanto, toda descripción trata de lo que una cosa no es.

No sé si será la traducción que ha hecho la editorial del libro de Hawkins al español lo que podría ser un error o contradicción porque descuento que Hawkins no habría explicado todo ésto de ésta forma.
¿Porqué digo ésto? porque entonces a él mismo le cabrían las generales de lo que critica, cómo explicaría entonces que ha escrito varios libros o creó un centro espiritual, o
cómo entender entonces para qué explica todo lo que estamos leyendo si en definitiva él mismo dice que toda explicación es vana y que todo lo hipotético es malo porque implica querer tener la razón y es carente de humildad.

También explica que *expandir el nivel de consciencia consigue mucho más que con todos los esfuerzos o intentos con los que se pretende aliviar el sufrimiento del mundo* porque; *Todos esos esfuerzos son inútiles porque están necesariamente equivocados debido a las falsificaciones y las ilusiones de la función perceptiva del mismo ego*.
Al leer ésto parecería entonces que el mismo Hawkins y todo su trabajo que ha compartido escribiendo tantos libros y dando tantas conferencias debería ser inútil, excepto que Hawkins se creyera el único capacitado para decir que todo lo que no sea como él lo concibe, es incorrecto..

Yo no creo que esa sea la interpretación de Hawkins y reitero, a veces los traductores no logran plasmar correctamente la idea del autor, no quiero imaginar si un día alguien tratara de interpretar lo que yo escribo aquí, sólo por haberme leído sin llegar a coprenderme.
Puedo respaldar mi interpretación de que Hawkins no quiso decir algo tan contradictorio, porque más adelante o en otras partes él recalca ésto;

-Percatarse de la realidad y la verdad absoluta es el mayor regalo que le puedes hacer al mundo y a toda la humanidad. El trabajo espiritual en su esencia es, así pues, un trabajo de servicio desinteresado y de entrega a la Voluntad de Dios.

A eso se refería seguramente, y cuando él hacía la crítica hacia las hipótesis o la inutilidad de las retóricas porque siguen siendo creadas por el ego, me parece que se está refiriendo a todo lo que conocemos discursivamente a lo largo de la historia y que no han aportado realmente a evolucionar, sea desde una ideología política, una religión, una secta, o cualquier cosa que tenga detrás un interés sin estar basado en todas éstas cosas que podemos compartir tanto Hawkins como la Gnosis, o mis pequeños aportes explicativos.

Está claro que descubrir lo que descubrió Hawkins o lo que nos regala la Gnosis es un arduo trabajo que cada quien debe experimentar desde su excepcionalidad, porque todos nosotros, cada uno de nosotros, somos excepcionalmente distintos, como las huellas digitales, y cada quien debe hacer su propia experiencia.
Humildemente considero que cuando uno comparte éstos temas desde una entrega desinteresada sea económica o ideológica.

No hay intención más que dejar ahí lo que uno conoce y le ha sido útil, sin imponerlo y sin pelear con quienes ven las cosas desde otro lugar, y sin creer que uno con sus aportes va a salvar al mundo, frase que me recuerda a un reproche que me han hecho hace poco, y que creo a veces se malinterpreta ya que una cosa es compartir algo que no persigue ningún interés más que ayudar a pensar a otros, de no ser así, ni que Hawkins haya escrito sus libros o que yo esté haciendo éste blog tendría justificación entonces.

Y cada quien se beneficiaría con algo que, de no ser compartido terminaría siendo egoísta, y todos absolutamente todos seríamos como mudos ocultando cosas positivas para uso exclusivo personal importándonos un rábano que los demás anden buscando algo que les ayude a salir del sufrimiento.
Claro..., hacer eso sería más o menos como decir; *que los demás se las arreglen como puedan, y mientras yo esté bien, los demás no me importan*, y no pasa por ahí creo.

No somos moldes a los cuales todo procedimiento les cae igual, está claro, pero considero que si algo es positivo y ayuda, al compartirlo no voy a creer que soy un salvador o merezco una condecoración o un *gracias*, o que me digan que soy un genio o un iluminado, no, no, no..., yo al menos, =y creo que Hawkins ha querido decir lo mismo= creo que compartiendo algo bueno para mí con otros, quizás ¿quién sabe?..¿quién te dice?...¿porqué no? les ayude sin esperar absolutamente nada, ni siquiera las *gracias*. El ego no se alimenta si no recibe, y si yo no estoy pidiendo ni esperando nada, no estoy entonces compartiendo algo que tramposamente sea alimento para mi ego. 

Como yo no creo que voy a salvar a alguna persona y mucho menos al mundo, puedo compartir sin miedo lo que considero útil aunque a muchos no les sirva o a muchos sí, y al no esperar absolutamente nada no habrá de ser un *compartir escudado en mi ego*, porque si vamos a pensar así entonces reitero, seríamos más que nunca.. ciegos sordos y mudos, perfectos egoístas que, con el mismo criterio cuando la anciana ha caído y no puede levantarse pasaríamos a su lado indiferentes, pensando que cada quién se arregle como pueda, o que es su destino, o que dios la ayude, seguramente que la anciana no me va a acusar de alimentar mi ego si le ayudo a levantarse ¿no?, por ahí pasa la cuestión.

La anciana feliz de poder salir de esa mala situación y yo también feliz de haber hecho algo bueno para ella, mi felicidad no sería entonces un alimento para mi ego, ya que ni esperé que me diera las gracias ni esperé que me pagara algo en retribución, ni le di mi nombre ni la invité a que lea mi blog, ni me creo que soy un santo o un buen tipo, entonces, pensar que ayudar a otros a salir de sus pesares es ego...estaría contribuyendo precisamente a todo lo contrario que Hawkins explica o que yo concibo desde la Gnosis.

Hechas éstas disgresiones, les dejo un fuerte abrazo y el texto de Hawkins;



-En un trabajo espiritual serio, es necesario tener unas cuantas herramientas básicas y sencillas de las que se pueda depender plenamente y sean de confianza para superar el miedo y la incertidumbre. Una verdad básica de inestimable valor y utilidad es la máxima de que todo temor es falso y no se basa en la verdad. El miedo se supera dirigiéndose directamente hacia el hasta que uno lo atraviesa y se encuentra con la alegría que el miedo estaba bloqueando. La alegría que sigue tras afrontar cualquier miedo espiritual proviene del descubrimiento de que no era más que una ilusión sin base real. 
El ego/mente está limitado.

El ego/mente está limitado por el paradigma newtoniano de la realidad y es incapaz de comprender realmente la naturaleza de la propia vida. En realidad, todo ocurre por si mismo, sin causa exterior. Cada cosa y cada acontecimiento es una manifestación de la totalidad de Todo Lo Que Es, tal como es en un momento dado. Una vez que se ve en su totalidad, todo es perfecto en todo momento y no hay nada que precise de una causa externa para cambiar en modo alguno. Desde el punto de vista del posicionamiento del ego y de su limitado alcance, el mundo parece necesitar innumerables arreglos y correcciones.

Esta ilusión se derrumba como vanidad. En la Realidad, todo está manifestando automáticamente el destino inherente a su esencia; no necesita ninguna ayuda exterior para esto. Por la humildad, uno puede renunciar al papel auto-asignado del ego como salvador del mundo y entregarlo directamente a Dios. El mundo que el ego dibuja es una proyección de sus propias ilusiones y posicionamientos arbitrarios. Ese mundo no existe.
Otra fuente de vacilaciones cuando te sumerges en el trabajo espiritual tiene lugar cuando parece presentarse un conflicto transitorio entre las actitudes sociales habituales y el trabajo de evolución espiritual. 

Debido al hábito, existen una serie de creencias y valores que derivan de los valores, las expectativas y la programación habituales. Se les cree valiosos para uno mismo y para la sociedad, y puede haber cierta reluctancia a renunciar a ellos. Por ejemplo, uno puede sentirse culpable por abandonar unas arraigadas convicciones mecanicistas o religiosas, o por renunciar al programa de buena persona sostenido como ideal. Para superar estas fuentes de conflicto, conviene recordar que el viaje espiritual requiere la renuncia a todo tipo de creencias y actitudes con el fin de crear espacio para que la Realidad resplandezca.

El énfasis en los propios esfuerzos y expectativas pasan de lo esperado y lo mundano a lo que parece al principio algo excepcional e inusual. Hay un abandono temporal de aquello que se fantaseaba era de valor para la sociedad. Lo que se creía que eran puntos de vista importantes y cruciales se ven ahora como presunciones impertinentes y retórica vacía.
La renuncia a los slogans preferidos lleva a que se vean básicamente como formas de propaganda operativa con motivaciones ocultas de control sobre los demás e influir sus mentes. 

Con la humildad llega la voluntad de dejar de intentar controlar o cambiar a los demás o cambiar las situaciones o acontecimientos de la vida por su propio bien. Para ser un buscador espiritual comprometido, es necesario renunciar al deseo de lo que es correcto o de imaginario valor para la sociedad. De hecho, ni el ego ni el sistema de creencias de nadie son de ningún valor para la sociedad. El mundo no es ni bueno ni malo ni defectuoso, ni precisa ayuda o modificaciones porque su apariencia solo es una proyección de tu propia mente. Ese mundo ni existe.

Otro hábito de la mente que crea obstáculos temporales es el uso frecuente de lo hipotético como fuente para la discusión y la duda. Siempre es posible para el intelecto construir una serie imaginaria de conceptos de tal forma que refute cualquier cosa. El propósito inconsciente de la posición hipotética es siempre la vanidad de tener razón y refutar cualquier otro punto de vista. Lo hipotético no tiene validez ni existencia en la realidad.
En el trabajo espiritual nunca ha de plantearse el *qué pasaría si*, en la medida en que es un producto espurio de la imaginación y del lenguaje cuya motivación es la auto-justificación de un posicionamiento. 

El nivel de conciencia de la intelectualización calibra en los 400s, lo que es útil en el mundo físico de los esfuerzos humanos, pero una limitación y una gran barrera para la iluminación. El intelecto en si es una gran limitación, y los grandes genios de la ciencia y el intelecto calibran todos aproximadamente 499. Y hasta aquí puede llegar el intelecto debido a las limitaciones que ofrece su contexto de la realidad. Para ir más allá de ese límite se requiere un mayor contexto que le lleva a uno a la no causalidad, la no dualidad, y a las dimensiones no lineales y no newtonianas de pensamiento y entendimiento.

Necesitamos ver que todo es como es a consecuencia de lo que el universo entero está siendo en su totalidad y en todo momento. Cualquier cosa que creemos ver es, en si, perfecta, total, una expresión del universo entero. El intelecto, en el mejor de los casos, solo puede comprender esto como una idea, pero no experimentar la auténtica verdad de ello. Aun cuando el ego pudiera comprender la totalidad, seguiría hablando de su percepción de un acontecimiento sin comprender su propia existencia.

Conviene darse cuenta de que no hay nada que se pueda describir o experimentar salvo desde su exterior. Toda descripción, por elegante que sea, no deja de ser un conjunto de medidas y definiciones perceptivas de cualidades imputadas que no tienen existencia en si. Nada es como puede ser descrito; por tanto, toda descripción trata de lo que una cosa no es. Percatarse de la realidad y la verdad absoluta es el mayor regalo que le puedes hacer al mundo y a toda la humanidad. El trabajo espiritual en su esencia es, así pues, un trabajo de servicio desinteresado y de entrega a la Voluntad de Dios.

A medida que incrementas la consciencia, el poder de ese campo de conciencia se incrementa exponencialmente en expansión logarítmica, y con eso, en y por si mismo, se consigue mucho más que con todos los esfuerzos o intentos con los que se pretende aliviar el sufrimiento del mundo. Todos esos esfuerzos son inútiles porque están necesariamente equivocados debido a las falsificaciones y las ilusiones de la función perceptiva del mismo ego.
La Impersonalidad del Ego debido a la creencia en un *yo* o *mi* singular, parece como si uno estuviera haciendo un sacrificio al renunciar al ego/mente. Y se ve como un sacrificio porque se cree que es algo único y precioso porque es personal. 

Conviene darse cuenta de que el ego es impersonal; no es único en modo alguno. Todo el mundo tiene un ego innato que opera más o menos igual que el de todos los demás. A menos que hayan sido modificados por la evolución espiritual, todos los ego/yoes, se sirven a si mismos, son egotistas, vanos, mal informados, y siempre están intentando sacar partido de todas las formas habituales, como la superioridad moral, las posesiones, la fama, la riqueza, la adulación y el control.

Debido a su posicionamiento, el ego de todos deriva en culpabilidad, vergüenza, codicia, orgullo, ira, rabia, envidia, celos, odio, etc. Y dado que el ego se constituye de posicionamientos, no tiene opción de ser ninguna otra cosa que lo que ya es. De ahí que se convierta en una fuente ineludible de sufrimiento y pérdidas. Por encima de todo, teme al futuro y al espectro de la propia muerte, que forma parte intrínseca de la estructura del ego. A lo que más se aferra el ego es a la convicción de su propia existencia como una realidad independiente.

El ego puede incluso recurrir por un tiempo a la búsqueda de la iluminación como fórmula secreta para asegurarse la supervivencia en la Eternidad. Por este juego de manos, el ego espiritual emerge como una forma desesperada, aunque sofisticada, de supervivencia. Nuestras fantasías acerca de la realidad nos son muy queridas, y somos reacios a renunciar a ellas. Este proceso requiere tanto coraje como fe. Dejar de lado lo conocido por lo desconocido requiere un gran compromiso, voluntad y devoción para entregar la propia fe a Dios.

Gilgamesh***

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